El abdomen, sede de centros energéticos, se suele tensar y su bloqueo dificulta el libre flujo energético del cuerpo.
Respirar con el diafragma ayuda a relajar el abdomen y a desbloquear el hara, los plexos nerviosos abdominales (gástrico, celíaco, mesentérico, hipogástrico, pélvico).
Cómo se practica:
1) Estírate encima de una manta o colchoneta y aflójate el cinturón.
Relaja el cuerpo durante unos segundos y coloca las manos apoyadas sobre la barriga.
2) Al inspirar, las manos han de ascender hacia arriba, impulsadas por tu abdomen. Esta es la señal clara de que estás inspirando correctamente gracias a la acción del diafragma.
3) Al espirar, las manos bajan y el abdomen se deshincha.
4) Realiza entre 10 y 15 respiraciones profundas de esta manera y observarás no solo que se relaja el abdomen y todo el contenido abdominal, también se apacigua la mente e incluso se siente cómo se estira la piel de la cara. Ahora es más fácil hacer una relajación.
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Beneficios:
Mientras descansamos, respiramos de 12 a 15 veces por minuto.
En un estado de relajación profunda esta frecuencia disminuye todavía más y la respiración se hace muy superficial. En cambio, durante el ejercicio, la mayor necesidad de oxígeno la aumenta.
La respiración profunda favorece asimismo el peristaltismo intestinal, con lo cual el organismo puede puede eliminar más toxinas y gestionar mejor la mucosidad. De ello se desprende que también evita la aparición de catarros frecuentes.
Además, la respiración profunda coloca distancia entre nosotros y los acontecimientos de nuestra vida, de manera que los podemos observar mejor. Los sentimientos inexpresados y las energías creativas bloqueadas se ven liberados, descongestionando nuestro cuerpo y nuestra mente.
Fuente: taringa.net
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