Calentarse bajo el sol y broncearse es muy bueno para el ánimo, pero muy peligroso para la salud. Es indispensable protegerte de los rayos UVA, UVB e IR con una crema solar. Pero con tanta variedad, ¿cómo lo haces? ¿Qué factor solar escoger? Descubre el producto que necesitas.
El Sol
La radiación solar está compuesta por rayos UV (ultravioletas), no perceptibles por el ojo: los UVB se paran con el cristal filtrante, los UVA lo atraviesan y los infrarrojos (IR) difunden el calor.
- Los UVB actúan en la epidermis.
Los +: indispensables para la síntesis de vitamina D; necesarios para el crecimiento, permiten broncear.
Los -: responsables de quemaduras, pueden provocar mutaciones celulares.
- Los UVA penetran en la dermis.
Los +: proporcionan un bronceado inmediato pero temporal.
Los -: generan radicales libres, que provocan la alteración de las células y las fibras de apoyo, en el origen del fotoenvejecimiento.
- Los IR llegan a la hipodermis, la capa más profunda de la piel.
Los +: aportan la sensación de calor agradable.
Los -: pueden provocar desecación cutánea.
La radiación solar
La calidad de la radiación solar varía según la latitud, la estación del año, la capa nubosa, la altitud, la contaminación y la hora del día. La insolación es la conjunción de la radiación directa, de la radiación solar difundida en la atmósfera, y de la radiación reflejada por el suelo (la nieve refleja un 80%, la arena un 20% y el agua un 30%).
Antes de escoger la crema solar, hay que plantearse una cuestión: ¿cuáles son las condiciones de la insolación? Diferentes según los lugares y la latitud, son extremas en altitud o bajo los trópicos (donde la radiación UV es vertical), por lo que requieren una protección máxima.
¿Cómo protegerse?
Hay que tener en cuenta varios factores.
¿Cuál es tu tipo de piel, conocido como fototipo? Se declina de I a IV, en función del color del cabello, de la piel y de su capacidad para broncearse.
Fototipos 1 y 2:pieles lechosas, pelirrojos, que se queman sin broncearse; y pieles nórdicas, que se broncean muy ligeramente.
fototipo 3: castaños con piel clara que se broncea de forma progresiva, aunque se quema.
fototipo 4: pieles mates más resistentes que se broncean sin quemarse.
Cuanto más clara es la piel, mayor índice de protección se debe utilizar.
¿Qué producto escoger?
Opta por una crema adaptada que permite, a corto plazo, evitar las quemaduras del sol protegiendo la piel de los UVB, y que, a largo plazo, preserva del envejecimiento cutáneo protegiendo la piel de los UVA. Así, limitarás el riesgo de sufrir un cáncer cutáneo.
¿Qué protección?
La recomendación europea en materia de etiquetado de productos solares ha establecido 4 categorías de protección e índices de protección:
Protección baja, UVB 6 a 14, etiquetado 6 o 10.
Protección media, UVB 15 a 29, etiquetado 20 o 25.
Protección alta, UVB 30 a 59, etiquetado 30 o 50.
Protección muy alta, UVB superiores a 60, etiquetado 50+. (Esta última está indicada para niños, mujeres embarazadas, y pieles sensibles o fotosensibles).
¿Qué textura?
Para el rostro, utiliza una crema fluida, no comedogénica; para el cuerpo, las leches o los pulverizadores (olvida los aceites, cuya textura no permite incorporar filtros adecuados).
Nuestro consejo: es mejor un producto con un índice de protección baja pero de fácil aplicación que un producto con un índice alto, textura espesa poco agradable y difícil de aplicar, que deja manchas blancas.
¿Con qué frecuencia se aplica la crema solar?
Hay que seguir algunos pasos para estar segura de que bronceas con prudencia y cuidado.
Evita exponerte en las horas más calientes, entre las 12 y las 16 horas.
Renueva la aplicación de la crema solar cada dos horas.
Casos concretos
En la montaña, para el esquí en altitud, es indispensable una protección continua con un índice alto (50 o +). El sol es fuerte y la reverberación sobre la nieve también. Protégete los ojos con gafas. Esto también es válido para los caminantes de alta montaña, en verano.
En los trópicos, en la orilla y sobre la arena blanca, ponte una crema con protección muy alta desde el inicio de tu estancia. Cuando empieces a broncearte, reduce el índice a 40, y luego a 20, pero sé prudente y no utilices uno inferior a 15, porque la reverberación es muy fuerte sobre el agua, la arena e incluso bajo una sombrilla.
En alta mar, protégete al máximo porque, además de sol, hace viento y se produce reverberación del agua y de la arena. Empieza con un índice 40 para el rostro y 30 para el cuerpo, y sigue tus vacaciones con índices inferiores una vez que estés bronceada.
En el desierto, el cuerpo está cubierto y la cara protegida con un sombrero, pero esto no impide que el sol queme. Ponte una crema de índice 40 o superior en la cara, y no olvides proteger tus manos y antebrazos con una crema de índice 30 o superior.
En la terraza de una cafetería o en un parque, en primavera, recuerda protegerte porque los rayos también afectan en la ciudad. Un índice 15 será suficiente para el rostro y el escote. Lleva siempre un bote de crema en el bolso, por si necesitas protegerte si estás varias horas al sol.
En el jardín, protégete con un índice 20 como mínimo, ya que el sol también calienta en el campo, sobre todo en verano. No te fíes de los primeros rayos de la primavera, que también queman a través de las nubes.
Aunque ya estés bronceada, ten cuidado. Utiliza una protección suave para el rostro y el cuerpo, sobre todo si vas al mar en verano, porque hay sol y viento.
Fuente:taringa.net
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